La Masonería fue introducida en Cuba a mediados del
siglo XVIII, y constituyó el primer núcleo revolucionario y de lucha
conspirativa contra el poder. El compromiso desde sus inicios con la realidad
social de la isla, generó ejemplos pioneros de liberalismo, como ejemplifica el
hecho que se aceptaran negros entre sus miembros, mucho antes que España
decretara la abolición de la esclavitud en sus colonias.
La masonería respaldó la llegada al poder de Fidel
Castro y las medidas efectuadas por el gobierno revolucionario en favor del
pueblo. Pero el proceso de cambio fue tan radical que provocó el inicio de la
decadencia en la fraternidad: muchos de sus miembros destacados abandonaron el
país, sus recursos y manifestaciones públicas disminuyeron. Este proceso de
decadencia de la logia se mantendrá hasta el inicio de los años 80, dónde
renace como institución, gracias al ingreso de muchos jóvenes y antiguos
miembros.
Actualmente la masonería cuenta con más de 20.000
afiliados, esto se debe al nuevo enfoque de tolerancia del gobierno
revolucionario hacia las instituciones no gubernamentales y religiosas cubanas.